Posted at 2010/06/14
Caminando bajo los tilos, llegamos a un espacio abundante en edificios barrocos, neoclásicos y neobarrocos. Es la Bebelplatz.
Entre los edificios destaca la Universidad Humboldt
en la que estudiaron y enseñaron, entre otros muchos, los filósofos
Fichte, Hegel y Schopenhauer, el escritor Heinric Heine y los físicos
Einstein y Planck.
Nos fotografiamos con los físicos. E=mc2
Sendas estatuas de los hermanos Humboldt flanquean la entrada principal de la Universidad, vigilando desde la altura la Bebelplatz, al otro lado de calle Under den Linden.
Wilhelm (lingüista) y Alexander von Humboldt (naturalista).
Allí estaban también los dos hermanos el 10 de Mayo de 1933 asistiendo sobre sus pedestales, supongo que con gran escándalo, al espectáculo que estaban montando alguno de sus compatriotas . Porque, ese día, allí, en la plaza que entonces se llamaba Opernplatz, frente a la Universidad que tantos intelectuales y científicos había dado a Alemania, tuvo lugar la ignominiosa quema de unos 20.000 libros de autores considerados antisociales o antialemanes.
Estudiantes y miembros de las SA descargan libros considerados "no alemanes" durante la quema de libros. La pancarta dice: "Los estudiantes alemanes marchan en contra del espíritu no alemán".
El siguiente video, aunque con poca calidad de sonido, expresa el ambiente festivo de la jornada.
Aquel día ardieron obras de, entre otros, los siguientes escritores: Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Max Brod, Alfred Döblin, Albert Einstein, Sigmund Freud, André Gide, Maximo Gorki, Heinrich Heine, Ernest Hemingway, Franz Kafka, Lenin, Jack London, Georg Lukács, Rosa Luxemburgo, Thomas Mann, Ludwig Marcuse, Karl Marx, Vladimir Mayakovsky, Robert Musil, John Dos Passos, Marcel Proust, Joseph Roth, Leon Trotsky, Kurt Tucholsky, H.G. Wells, Émile Zola, Stefan Zweig...
Actualmente en la Bebelplatz existe una losa de cristal en el suelo a través de la cual se puede ver una estantería vacía. Asímismo hay una placa con una cita de Heinrich Heine de 1817 que dice: "Dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen." (Allí donde se queman libros, se terminan quemando también personas)
Joseph Roth escribe en Septiembre-Noviembre de 1933 en Cahiers Juifs (Paris):
"En estos días en que la humareda de nuestros libros quemados sube hasta el cielo, nosotros los escritores alemanes de sangre judía, debemos ante todo reconocer que hemos sido derrotados. Nosotros, que hemos sido la primera generación de soldados que lucharon bajo la bandera del espíritu europeo, debemos cumplir con el más noble deber de los guerreros vencidos con honor: reconocer nuestra derrota. Sí, hemos sido derrotados" (las negritas son nuestras)
"Puede decirse que desde 1900 aproximadamente los judíos han determinado la vida artística de Alemania. A lo largo y ancho del Reich, con una población de 60 millones de personas, entre los numerosos y ricos industriales no había, salvo, naturalmente, contadas excepciones, nadie que manifestara un interés activo por el arte y el espíritu. Por lo que se refiere a los junker o nobles hacendados de Prusia, el mundo civilizado no ignora que apenas si saben leer y escribir. Uno de sus representantes, el presidente del Reich, Hindenburg, ha reconocido públicamente que no ha leído un libro en su vida. Sin embargo...ésta fue la figura que el pueblo alemán -obreros, socialdemócratas, periodistas, artistas y judíos- eligió en dos ocasiones, acabada la guerra, como presidente. Un pueblo que elige como jefe supremo a una figura que jamás ha leido un libro ¿está tan lejos de quemar los propios libros?"
Nos fotografiamos con los físicos. E=mc2
Sendas estatuas de los hermanos Humboldt flanquean la entrada principal de la Universidad, vigilando desde la altura la Bebelplatz, al otro lado de calle Under den Linden.
Wilhelm (lingüista) y Alexander von Humboldt (naturalista).
Allí estaban también los dos hermanos el 10 de Mayo de 1933 asistiendo sobre sus pedestales, supongo que con gran escándalo, al espectáculo que estaban montando alguno de sus compatriotas . Porque, ese día, allí, en la plaza que entonces se llamaba Opernplatz, frente a la Universidad que tantos intelectuales y científicos había dado a Alemania, tuvo lugar la ignominiosa quema de unos 20.000 libros de autores considerados antisociales o antialemanes.
Estudiantes y miembros de las SA descargan libros considerados "no alemanes" durante la quema de libros. La pancarta dice: "Los estudiantes alemanes marchan en contra del espíritu no alemán".
El siguiente video, aunque con poca calidad de sonido, expresa el ambiente festivo de la jornada.
Aquel día ardieron obras de, entre otros, los siguientes escritores: Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Max Brod, Alfred Döblin, Albert Einstein, Sigmund Freud, André Gide, Maximo Gorki, Heinrich Heine, Ernest Hemingway, Franz Kafka, Lenin, Jack London, Georg Lukács, Rosa Luxemburgo, Thomas Mann, Ludwig Marcuse, Karl Marx, Vladimir Mayakovsky, Robert Musil, John Dos Passos, Marcel Proust, Joseph Roth, Leon Trotsky, Kurt Tucholsky, H.G. Wells, Émile Zola, Stefan Zweig...
Actualmente en la Bebelplatz existe una losa de cristal en el suelo a través de la cual se puede ver una estantería vacía. Asímismo hay una placa con una cita de Heinrich Heine de 1817 que dice: "Dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen." (Allí donde se queman libros, se terminan quemando también personas)
Joseph Roth escribe en Septiembre-Noviembre de 1933 en Cahiers Juifs (Paris):
"En estos días en que la humareda de nuestros libros quemados sube hasta el cielo, nosotros los escritores alemanes de sangre judía, debemos ante todo reconocer que hemos sido derrotados. Nosotros, que hemos sido la primera generación de soldados que lucharon bajo la bandera del espíritu europeo, debemos cumplir con el más noble deber de los guerreros vencidos con honor: reconocer nuestra derrota. Sí, hemos sido derrotados" (las negritas son nuestras)
"Puede decirse que desde 1900 aproximadamente los judíos han determinado la vida artística de Alemania. A lo largo y ancho del Reich, con una población de 60 millones de personas, entre los numerosos y ricos industriales no había, salvo, naturalmente, contadas excepciones, nadie que manifestara un interés activo por el arte y el espíritu. Por lo que se refiere a los junker o nobles hacendados de Prusia, el mundo civilizado no ignora que apenas si saben leer y escribir. Uno de sus representantes, el presidente del Reich, Hindenburg, ha reconocido públicamente que no ha leído un libro en su vida. Sin embargo...ésta fue la figura que el pueblo alemán -obreros, socialdemócratas, periodistas, artistas y judíos- eligió en dos ocasiones, acabada la guerra, como presidente. Un pueblo que elige como jefe supremo a una figura que jamás ha leido un libro ¿está tan lejos de quemar los propios libros?"