Lo comparan con el británico de Stonehenge o los bretones de Carnac, lo datan hacia el 2000 a.C. y lo proclaman como el hermano de éstos en la fachada atlántica del norte africano.
Un anciano enfundado en su chilaba aparece nada más llegar y nos entrega unas hojas fotocopiadas y mil veces manoseadas. Una de ellas, con su fotografía de cuando luchaba contra los españoles en las guerras coloniales, le acredita como guarda del monumento. Las otras, en castellano, francés e inglés describen los megalitos y hablan de Stonehenge y de los dólmenes de Antequera.
El monumento consta de un círculo de 167 monolitos rodeando un túmulo de 55 m. de diámetro. El menhir más alto tiene más de 3 m de altura y es llamado por los lugareños El Uted (puntero).
El agradable anciano que hace la labor de conservador del monumento nos cuenta en árabe una leyenda de la zona. Rachim nos la va traduciendo, frase a frase, en su limitado castellano:
Los bereberes no le hicieron caso y aquella noche desparecieron. Se cuenta que uno de ellos apareció en la costa, desnudo y con todos los objetos de oro que había robado transformados en hierro"

Volvemos a Asilah por la carretera de la costa donde se alternan los viejos pueblos de problemática supervivencia junto a los nuevos chalets y urbanizaciones de los vecinos ricos del norte.