2010/01/03

LA CASA VERDE DE LOS AGUARUNAS Y HUAMBISAS

Si viajar es trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante (según la R.A.E), es indudable que la lectura de ciertos libros permite viajes -mentales- tan interesantes como algunos físicos. Este es el caso de la novela La casa verde de Mario Vargas Llosa publicada hace ya más de 40 años, en 1966.
El azar ha hecho que caiga en mis manos ese libro, ya viejo y destartalado por el uso. Vuelvo a leer las peripecias de sus personajes que me llevan a dos escenarios casi míticos:
a) la ciudad peruana de Piura, azotada continuamente por un viento que trae arena del desierto, y el prostíbulo la Casa Verde situado a sus afueras.
b) la cuenca del Marañon, región selvática de la Alta Amazonia, situada entre Perú, Ecuador y Brasil.

Escenarios de La casa verde

En el segundo escenario, el de la cuenca amazónica peruana, aparecen como meros figurantes las poblaciones indígenas de la zona: huambisas, aguarunas, achules, muratos y shapras, todos ellas . emparentadas con los jíbaros. Estas etnias que aún sobreviven en la selva peruana son en la narración como el telón de fondo necesario para que los seres civilizados den rienda suelta a sus eternas pasiones de ambición, deseo, amor, amistad , odio...

Aguarunas
Huambisas

Ellos, los indígenas, no hablan en la descripción de ese narrador desconocido que emplea Vargas Llosa en su novela, sino que gruñen, aúllan y escupen.

”Pero la interrumpieron unos gruñidos que habían brotado como si en la despensa hubiera oculto un animal que súbitamente enfurecido, se delataba aullando, roncando, ronroneando, chisporroteando ruidos altos y crujientes desde la oscuridad, en una especie de salvaje desafío...
¿Ves mamita? -dijo Bonifacia ¿No me has entendido mi pagano?”


Hay un evidente desprecio hacia esa lengua pagana hablada por los indígenas. Desprecio que no es mitigado por Vargas Llosa al no descubrirnos quién es el narrador de la historia y pretender que sea un narrador objetivo.

Bonifacia, la Selvática, la hablante de esa menospreciada lengua es, sin duda, uno de los personajes centrales de la novela. Arrancada de su tribu, los aguarunas, cuando era una niña es llevada a la Misión de las monjas de Santa María de Nieva. Un secuestro que también han sufrido decenas de otras niñas indígenas arrebatadas de sus familias con el objetivo de ser educadas y culturizadas, es decir, cristianizadas.

Uno de los diálogos entre los soldados que buscan a las niñas huidas de la misión es significativo:

-Mal hecho arrancarle así a sus criaturas. Me he soñado dos veces con ellas.
-Era por su bien, Chiquito. Para enseñarles a vestirse, a leer y a hablar en cristiano.
-¿O prefieres que se queden chunchas? -dijo el Oscuro.
-Y, además, les dan de comer y las vacunan, y duermen en camas-dijo el Pesado-
En Nieva viven como no han vivido nunca.
-Pero lejos de su gente -dijo el Chiquito-. ¿A ustedes no les dolería no ver más a la familia?
...
-Está muy bien que las culturicen -dijo el sargento-. Sólo que por qué a la fuerza.
...
-Y si ellos no quieren civilizarse, qué nos importa -dijo el Chiquito-. Cada uno con sus costumbres y a la mierda.
-Te compadeces de las criaturas porque no sabes cómo las tratan en sus pueblos -dijo el Oscuro-. A las recién nacidas les abren huecos en las narices, en la boca...


Estamos ante uno de los temas más interesantes que sugiere el libro: ¿Culturización? ¿De qué tipo?¿En qué condiciones?¿Quién la decide y controla?...
Aún hoy el debate está abierto

Siguiendo con la narración de la vida de Bonifacia, vemos que es expulsada de la misión por haber permitido la huida de varias de las pupilas y que se casa con el Sargento, otro de los personajes centrales de la novela. Cuando éste va la cárcel, Bonifacia se ve obligada a subsistir como prostituta en La Casa Verde.
Es decir, cuando los indígenas amazónicos abandonan su gran casa verde, la Selva, se ven forzados a sobrevivir en La Casa Verde, ese gran lupanar -casa-de-putas que la civilización tiene preparado para ellos.
Ésta podría ser una de las lecturas de esta gran novela.

La novela nos presenta a aguarunas y a huambisas enfrentados y manipulados por los traficantes de caucho. Son los años 40 y ese material tiene un importante valor estratégico en un mundo que se desangra en una guerra mundial.

Ahora, ya en el siglo XXI los territorios de estas comunidades son codiciados por su riqueza en gas y petróleo. Ello ha hecho que estos pueblos se unan en defensa de su tierra y hayan tenido fuertes enfrentamientos con las fuerzas policiales.



En Junio de 2009 las comunidades indígenas realizaron bloqueos de carreteras en protesta por varios decretos que permitirían a las grandes empresas multinacionales a usar sus territorios para realizar explotaciones mineras. La intervención policial originó la llamada masacre de Bagua en la que murieron decenas de policías y campesinos.

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